Tradición Industrial

GPAINNOVA es heredera de la larga tradición industrial de la ciudad en la que se fundó: Barcelona, pionera en este ámbito en España y con más de trescientos años de historia. Los precedentes más lejanos los encontramos a principios del siglo XVIII, cuando se empezaron a instalar industrias primitivas en el área del Raval gracias a la proximidad al puerto y la disponibilidad de espacio (la zona estaba formada principalmente por terrenos agrícolas y conventos). La más importante fue la de Erasme de Gònima (1783), la más grande de su tiempo, especializada en la manufactura de hilaturas e indianas. Durante aquellos años, entraron en funcionamiento en el actual distrito de Ciutat Vella un centenar de casas-fábrica dedicadas a la confección de indianas.

La revolución del vapor en Barcelona

La Revolución Industrial en Barcelona comienza en 1832 con la inauguración de la Fábrica Bonaplata, la primera industria textil de España movida por la fuerza del vapor. Aunque sus instalaciones quedarían destruidas por un incendio provocado apenas tres años después, este hito inauguró la era de la industria moderna en la capital catalana. Poco tiempo después, las primeras grandes empresas del metal, encargadas de la construcción de máquinas de vapor, abrieron las puertas en el barrio marinero de la Barceloneta, ubicado muy cerca del puerto. Este enclave también acogió la primera productora española de gas a partir de la destilación de hulla (1840) y la que se convertiría en la principal empresa de transformaciones metálicas de Cataluña: La Maquinista Terrestre i Marítima (1855). De allí saldrían las primeras locomotoras fabricadas íntegramente en España.

Con el derribo de las murallas (1854) y la construcción del ensanche (o Eixample), algunas de las empresas de mayor entidad se instalaron en los municipios de alrededor de la ciudad, en busca de espacio y agua. Pueblos que fueron independientes hasta 1897 y que se anexionaron entonces en Barcelona, como Sant Andreu —distrito en el que tiene su sede GPAINNOVA—, Sants, les Corts o Sant Martí de Provençals, se llenaron de fábricas que transformaron la economía local. Este último caso ilustra a la perfección esta dinámica: en 1888, año de la primera Exposición Universal de Barcelona, acogía 243 fábricas, que formaban el primer complejo de empresas en España. Esto explica por qué la zona era conocida popularmente como el obrador de Barcelona o el Manchester catalán.

Otros hitos de la época sería la inauguración, en 1843, de la Sociedad Catalana de Alumbrado por Gas, que ofrecía iluminación a clientes particulares, así como la puesta en marcha de fábricas como El Vapor Güell o Vapor Vell (1846), la España Industrial (1851), Can Batlló (1878), la Fabra i Coats (1903), situada en Sant Andreu, la Hispano-Suiza (1904), precursora de la industria del automóvil en España, o la Ebro Irrigation and Power Company Limited (1911), La Canadiense (foto), donde en 1919 tuvo lugar la huelga que introduciría la jornada laboral de ocho horas en Europa occidental.

Del siglo XX a la era posindustrial

En 1936, el estallido de la Guerra Civil obligó a reconvertir algunas fábricas emblemáticas en industrias bélicas. A pesar de que muchas tuvieron que cerrar por la escasez de materias primas, gran parte del tejido industrial se repuso tras el conflicto. Barcelona y su cinturón metropolitano continuaron siendo uno de los principales polos industriales del sur de Europa, con momentos clave como la puesta en marcha, en 1950, de la planta de fabricación de vehículos SEAT en la Zona Franca.

El principio del fin de la gran concentración de fábricas en Barcelona llegó a partir de la década de 1970, con la crisis del petróleo y la reconversión industrial iniciada en el Reino Unido, que se haría extensiva a todo el territorio europeo. A partir de 1980, muchas fábricas de la provincia de Barcelona desaparecieron, circunstancia a la que no fue ajena la capital catalana, y que se agudizó con la deslocalización de fábricas fuera del país. Al iniciarse los años noventa, el barrio del Poblenou, en el distrito de Sant Martí, albergaba cerca de 1.300 empresas, solo una cuarta parte de las que había en 1960. Fue entonces cuando varias agrupaciones vecinales, entidades y organizaciones decidieron salvar algunos edificios industriales emblemáticos.

Esta voluntad sería el germen de distrito 22 @, creado en 2000 a propuesta del Ayuntamiento de Barcelona para transformar doscientas hectáreas de suelo industrial de barrio del Poblenou, con espacios modernos para la concentración estratégica de actividades intensivas en conocimiento.

GPAINNOVA se crearía trece años después, en 2013, con el compromiso de ser continuadora de la larga tradición industrial barcelonesa y apostar decididamente por actividades con un alto valor añadido y la I+D. Después de varios cambios de sede, en 2017 se instaló en el Bon Pastor, uno de los cinco polígonos industriales del Eix Besòs, hub que reúne 750 empresas industriales y que es uno de los principales focos de actividad y conocimiento de Barcelona.

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